El grado de confianza de los deudores en el sistema financiero se mide a través de las denominadas centrales de riesgos. Ahora bien, el sistema financiero peruano tiene cinco calificaciones: a) Normal, que significa que el deudor se encuentra al día en sus pagos; b) Cliente con problemas potenciales, con retraso de pago entre los 8 a 30 días; c) Deficiente, cuando el retraso de pago es de 31 a 60 días; d) Dudoso, cuando el retraso de pago es de 61 a 120 días; y, finalmente, la más grave, e) Pérdida, cuando el retraso en el pago es de 120 días a más. Es importante tener en cuenta estos conceptos básicos, ya que solicitar un refinanciamiento afectará esta calificación; es decir, si la persona o empresa beneficiada por esta facilidad de pago antes de la refinanciación tenía calificación “Normal”, una vez otorgada esta facilidad de pago, pasará a ser “Con problemas potenciales”.
¿Qué es refinanciar una deuda? Es una práctica de las entidades del sistema financiero para novar las obligaciones, refrescar la cartera pesada y que normalmente solicita el deudor cuando no puede asumir el pago de la deuda. Al aceptar refinanciar, se varía el plazo del pago del crédito, por lo que se aumentará también el pago de los intereses. Adicionalmente, para acogerse a este beneficio, las entidades financieras suelen solicitar una amortización; es decir, un pago previo que representa un porcentaje del saldo ya vencido. Sin embargo, refinanciar siempre resulta la mejor opción cuando se tienen problemas de sobreendeudamiento o problemas para seguir pagando.
La reprogramación es una práctica de las entidades del sistema financiero aplicable como beneficio para personas que se encuentran al día en sus pagos, a diferencia de la refinanciación, que básicamente es dirigida a las personas que hayan incumplido con sus pagos. La reprogramación, permite al beneficiario pagar una cuota más baja, pero en más tiempo; a dicho efecto, la categoría y/o calificación se mantiene.
“Si bien las reprogramaciones de deuda han permitido otorgar mayores plazos de pago a las personas y empresas, y a su vez evitar un deterioro de la cartera de créditos por parte del Sistema Financiero durante la pandemia, al reprogramarse las deudas a las mismas tasas en que fueron otorgados los créditos en un inicio –antes de la pandemia–, se genera que la probabilidad de pago sea extremadamente baja”, señala Arturo García, profesor del área de Finanzas de ESAN.
No obstante, tanto la reprogramación como el refinanciamiento de una deuda son otorgados a un deudor cuando no puede asumir una obligación de pago con alguna entidad del sistema financiero. Para ello, en ambos casos, se elabora un nuevo cronograma de pagos, lo que permite al deudor organizar sus nuevos pagos y evitar posibles acciones legales que la entidad pueda iniciar a causa del incumplimiento.
Para finalizar, es importante tener en cuenta que acogerse a este tipo de beneficios es un acto voluntario; es decir, no todas las entidades financieras están obligadas a brindarle a sus usuarios este tip